Aventura nº...

AVENTURA Nº 2: RUTA DE LOS CABOS 2012

lunes, 12 de septiembre de 2011

DÍA 10: DOGUBEYAZIT ‑ TABRIZ (IRÁN)

1 de agosto de 2001
2 paises: Turquía, Irán (acumulados 12)
0 túneles (acumulados 134)
332 km (acumulados 6.311 km)


No hemos entrado con el mejor pie a Irán.

La carretera que conducía a la frontera desde Dogubeyazit, bajo la mirada del monte Ararat, estaba desierta como si presagiara algo malo, y se veía algún helicóptero en el cielo: una frontera bastante militarizada (ayer ya adelantamos a algunos transportes de carros de combate y obuses) y pasamos junto a puestos militares. Al fin y al cabo se trata de una frontera entre un país de la OTAN y un miembro del "Eje del Mal", ubicada en el Kurdistán, un pueblo sin patria ni estado.
Nuria con el pañuelo cubriéndole el pelo y nosotros con pantalones largos, dentro de una ambulancia en un territorio de aspecto hostil y desolado (al menos ésa era la sensación que transmitía)
Cuando nos acercábamos a la frontera, nos hemos sorprendido con una fila kilométrica de camiones esperando a entrar a Irán (todos los que estuvieron pasando durante la noche para coger sitio). Así que temimos por un momento que estuviera cerrada por el tema del Ramadán, que ha comenzado hoy mismo, pero cuando llegamos vimos que no había ningún turismo frente a la verja y un tipo nos indicó por dónde debíamos pasar. Era uno de los buitres fronterizos que quería cambiarnos dinero, bueno, realmente quería engañarnos diciendo que al otro lado no podríamos cambiar, y ofreciendo un tipo de cambio de "tócame las pelotas". Tras una llamada a los Xino Xano en la que nos recomiendan que no hagamos caso a nadie y sigamos nuestro camino, hacemos eso mismo, aunque el tipo que salió de una caseta y que pensamos que era un trabajador oficial de la aduana se vino con nosotros y nos indicó los pasos que debíamos hacer en la salida de Turquía. Pero no era trabajador, era buitre que quería luego su dinero por los servicios prestados. Le dimos unos 5 €, y pidió 10. Fuimos tontos y se lo dimos para que nos dejara tranquilos.
En la entrada a Irán ya había guardias con uniformes militares que nos abrieron la verja completamente cerrada que separa ambos países. Los trámites eran más o menos sencillos siguiendo las indicaciones de unos y otros, sonriendo a los policías cachondos que hacían bromas sobre terroristas con nuestro pasaporte en la mano e intentando explicar al guardia joven que quería registrar la ambulancia que todo lo que llevamos es material médico y escolar para los niños. El tipo sonrió y puso cara de "no seré yo quien se ponga ahora a abrir todo esto, qué pereza".
Todo bien hasta el momento del Carnet de Passage, en el que salen los funcionarios de turno a comprobar el número de bastidor del coche: una mujer con su velo y pinta de mandar, y un tipo con bolsito y camiseta azul que es el que habla. Todo en orden y se sube con nosotros. Y aquí empieza el buitreo: nos pregunta si tenemos camisetas y nos dice que por el tema del gasóil hay que pagar unos 600 €. Le digo que eso no puede ser: que vamos a hacer 2.000 km, que necesitamos 220 litros y que no tiene sentido que el combustible nos salga a casi 3 €/l.
Tras dimes y diretes con este buitre y un funcionario que estaba abajo en una caseta y que tenía que darnos un papel además de devolvernos el pasaporte de Pau, el precio baja a 250 – 300 €. En algún foro de internet había leído que esto no era necesario, así que me marco el farol de hacer como que llamo a alguien para que me asesore. Les decimos que no queremos saber nada de ellos y entonces el tipo de la camiseta azul se va (con dos camisetas, las mías sudadas) y nos quedamos con el funcionario, que nos dice que hasta que no le traigamos un papelito que hay que conseguir en un edificio que hemos dejado atrás, no nos devuelve el pasaporte.
Tuvimos que dar varias vueltas y meternos en varios despachos hasta que un funcionario joven se vino con nosotros y nos hizo el trámite: tuvimos que pagar 478 € en el banco para que nos dieran el papelito y una tarjeta de 500 l de combustible. A menos de 1 € el litro pero mucho más caro de lo que es realmente el combustible, además de que no necesitamos tantos litros de gasóil. Les mandamos un mensaje a los Aventoreros (unos 200 km detrás nuestro) diciéndoles que tenemos tarjeta para ellos, a ver si así amortizamos el gasto.
Y volvemos a por el pasaporte de Pau. Allí otro buitre se escandaliza por lo que hemos tenido que pagar nos pide perdón por las leyes de su país, pero es lo que hay. Nos pregunta si tenemos seguro, Pau dice que Irán no viene en la carta verde del seguro, así que el tío, tras hablar con el guardia de la garita de salida para que nos abra (éste pone cara de "anda, pasad pobreticos míos"), nos lleva a una agencia de seguros, donde tramitamos el mismo por unos 50 $ con enfado mío y gritos en plan farol por el cambio que nos quiere aplicar el buitre que nos ha llevado hasta allí, haciéndole las cuentas de lo que nos debería devolver en su moneda según lo que he visto hace unas horas en internet. El chaval de la agencia de seguros le dice algo que parece ser "Tío, que te han pillado, no abuses". Así que pagamos seguro y nos vamos, con la única ganancia para este tercer buitre fronterizo del tipo de cambio que nos haya aplicado en la devolución del dinero del seguro, bastante menos abusivo que lo que nos quería aplicar en un principio.
Y ya estamos solos en Irán, en un pueblo bastante más populoso que la aldea que había en el lado turco y con bajón importante por la sensación evidente de haber sido engañados y robados. Siguiente paso: cambiar dinero. En el primer banco dicen que no, en el segundo, donde hay un letrero de "Exchange", tras pensárselo, el cajero (un tipo fuerte entre castaño y rubio con aspecto de "tengo ganas de irme ya a mi casa") ha cogido los dólareas y se ha ido fuera. Al rato volvió con un taco gigantesco de billetes que nos dio sin más, entonces otro cajero enjuto, calvo con bigote y gafas (como nos podríamos encontrar en España) le ha dicho algo y el otro nos ha cogido de nuevo el taco de billetes para darnos la misma cantidad en billetes más grandes: en total unos 4 millones y medio de riales por 300 $.
Teníamos pensado esperar a los Aventoreros mientras comíamos en Maku, la siguiente ciudad, pero parecía desierta y alguien nos dijo que estaba todo cerrado por el Ramadán, así que continuamos camino hacia Tabriz y nos paramos a comer en algún sitio junto a la carretera: Atún con tomate dentro de la ambulancia, con el motor en marcha para tener aire acondicionado (qué calorazo teníamos) y Nuria liberada por unos minutos del pañuelo.
El paisaje se alterna entre zonas desoladas, secas y casi desérticas, y vegas de ríos, verdes y con actividad agrícola. Casi todos los granjeros tienen unas furgonetillas pick up azules en las que cargan de todo y de cualquier forma.
Camino de Tabriz recibimos llamada de Álvaro de Aventoreros: están en la frontera y tienen pensado dormir en un camping en Tabriz. Nos dan el nombre y decidimos hacer camino para esperarlos allí: Camping Elgoli, en el parque Elgoli, al sur de Tabriz. En Tabriz cogimos la ronda sur buscando alguna indicación hacia Elgoli Park. Paramos y preguntamos a un taxista que más o menos nos indicó qué camino e indicaciones debíamos saguir en la ronda de Tabriz. Tras un par de enlaces, encontramos una indicación al parque y finalmente un aparcamiento desde el que se ve gente con tiendas de campaña en el parque.
Montamos la tienda (un hombre mayor pasó y me preguntó si necesitábamos alguna cosa o si nos podía ofrecer ayuda) y nos damos un paseo por el parque rodeando el estanque, como el del Retiro de Madrid. Realmente, si no hubiera sido por el velo de las mujeres y el cansino que recitaba el Corán por unos altavoces, podía haber sido como cualquier parque de cualquier otra ciudad en España, con sus parejas jóvenes cogidas de la mano, ancianos al fresco, chicas y chicos pelando la pava, familias con niños montando en las barquitas del estanque... Precisamente en estas barquitas se montaron Pau y Nuria, y mientras yo les observaba y les gritaba algo, se me acercó un niño preguntándome que si era extranjero y de dónde era. Un chavalín de 15 años que preguntó un par de cosas y a continuación hizo una llamada telefónica desde su móvil: Era a su madre para preguntarle si podía invitarnos a cenar a casa. Me dejó a cuadros. Declinamos la invitación, en parte porque Nuria no se fiaba y porque estábamos esperando noticias de los Aventoreros, que deberían estar a punto de llegar. Pero le decimos a Elyar que si quiere, el día siguiente puede guiarnos al Gran Bazar de Tabriz (Patrimonio de la Humanidad) y decirnos dónde cenar ahora mientras esperamos a los Aventoreros.

Nos llevó a un sitio barato cerca del parque y él se fue a su casa. Nosotros cenamos kebap con arroz y nos fuimos a dormir, previo aseo deficiente en los malolientes cuartos de baño del parque (los intentos de un hombre con edad de estar jubilado para mantener aquello medianamente limpio, no daba para mucho).
Sin noticias de los Aventoreros.

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