Aventura nº...

AVENTURA Nº 2: RUTA DE LOS CABOS 2012

lunes, 26 de septiembre de 2011

DÍA 20: TALDYKORGAN - ZHENGHYZTÖBE

11 de agosto de 2011

1 país: Kazajstán (acumulados 15)

0 túneles (acumulados 138)

682 km (acumulados 11.595 km)




Seguimos haciendo jornadas maratonianas por Kazajstán aprovechando que en este país puedes recorrer cientos de kilómetros sin encontrar una travesía en la que haya tráfico, semáforos o paisanos en carreta.

Un día sin muchas novedades a excepción que a la tercera ha ido la vencida y hemos tenido que echar mano de las jerrycans de gasoil porque nos quedábamos secos.

Al levantarnos esta mañana llovía en Taldykorgan y Pau andaba algo flojo, por lo que no ha desayunado más que té. En el gran salón del hotel (con todo el aspecto de ser el lugar deseado por las parejas más pudientes de la ciudad para celebrar su convite de bodas) había un grupo de señores mayores con traje y corbata a excepción de uno que iba más relajado con gorrita de capitán de yate, y al que todos han hecho la pelota levantándose en cuanto él ha hecho de ademán de que ya había terminado de cenar y se iba. Sabemos quién manda en el grupo. Tenían pinta de antiguos capitostes del Partido y ahora respetables potentados locales.

A la salida de Taldykorgan, y siguiendo el consejo de uno de los polis que nos querían estafar nada más entrar al país, hemos seguido la ruta este, la tomada por otros equipos otros años, en lugar de seguir la más directa por el oeste hacia Lepsy y el lago Baljash (la que yo tenía dibujada en Google Earth). Según el mapa de carreteras, este camino está en mejor estado aunque son 110 km más de recorrido, pero mejor no arriesgarse porque la ruta por el lago Baljash no estaba del todo clara según las imágenes del Google Earth. Así que poco después de Taldykorgan hemos avanzado hacia el este, hacia China, de la que hemos llegado a estar a 50 km en línea recta.

Pau duerme, Nuria conduce y me da conversación mientras atravesamos tierras a veces llanas y otras onduladas. En un pueblo en el que paramos brevemente para que ella vaya al baño (épicamente sucio) aprovecha para dar unos caramelos a unos niños de aspecto sucio, ante la complaciente mirada del padre que tiene el viejo Audi aparcado en la puerta de la tienda. A la salida del mismo, la Policía nos para en un control, pero con las mismas nos dicen que continuemos. Ya van un par.



Y así seguimos hasta que poco antes de comer nos vamos acercando a las llanuras interminables que rodean al lago Alakol, una extensión fantasmal con marismas y tierras resecas en la que la carretera está jalonada cada par de kilómetros por agricultores vendiendo sandías o pescadores vendiendo pescado.

A pesar del aspecto desolador que tiene esta zona, es extraño comprobar que vive gente y se acerca a la carretera a vender sus productos; e incluso nos encontramos con un tipo que conduce un Mitshubishi Pajero con una moto de agua en un remolque. No parece que el lago dé para tanto.

Lo que no hay es gasoil en la primera estación de servicio que encontramos al llegar al último cuarto del depósito.


Pasarán más de 100 km en esas condiciones, hasta que paramos a comer en mitad de la nada. Hoy lentejas de bote bajo una de las pocas sombras que encontramos y entre boñigas de vaca.


Recibimos mensajes de algunos compañeros: los Xino Xano siguen el Nukus hasta el lunes que viene, los Estepa Kide andan por Samarcanda, los Chispa de la Vida están en Omks, Rusia (quizá coincidamos en Barnaúl) y los Blinkacepas están llegando ya a Tashanta (la frontera con Mongolia).




Y nosotros en mitad de la estepa


Después de comer, y ya en la reserva encontramos otra estación de servicio en la que tampoco hay gasoil. Estamos a 400 km de Semey (la única ciudad importante antes de salir del país) y tenemos los dos bidoncillos de combustible que nos pueden valer para poco más de 200 km. No tenemos casi dinero local, ni agua, ni seguridad de que en Ayagoz, siguiente pueblo en nuestra ruta, podamos encontrar gasoil (recuerdo que en las imágenes del Google Earth esa ciudad tenía aspecto de campamento en mitad de la estepa).

A mitad de la reserva (y a 20 km de Ayagoz) paramos a vaciar los 20 l de los bidones en el depósito de la ambulancia. Con eso tenemos para acercarnos lo más posible a Semey. Seguro que antes habrá alguna gasolinera donde tengan gasoil y nos acepten dólares o euros.

Al entrar a Ayagoz vemos que parece más importante de lo que pensaba, por lo que vamos atentos a ver si nos encontramos con alguna tienda o casa de cambio donde podamos obtener dinero local, pero vemos antes una gasolinera. El tipo que estaba en la caja nos ha visto las camisetas y nos ha identificado como participantes del Rally Mongol. Y hemos podido llenar el depósito con dólares. Con esto llegamos a Barnaúl una gran ciudad de Rusia donde deberíamos llegar mañana.

Eran las cinco de la tarde, y en el par de horas que nos quedaban de luz hemos tenido tiempo de llegar hasta un sitio llamado Zhenghytzöbe. Por el camino hemos visto bastante ganado, y pastores que a última hora iban en caballo a recoger sus vacas. Andábamos pensándonos donde quedarnos, en un sitio en el que pudiéramos alejarnos de la carretera por algún camino y que no pareciera muy transitado por vacas hasta que hemos encontrado una zona que parecía tranquila en la variante de Zhenghyztöbe (sí, un pueblecillo con variante, con cruce a distinto nivel sobre el ferrocarril (un lujo raro por estas latitudes), y una zona llana junto a la carretera en la que había hileras de árboles bajos en paralelo a ésta. Un buen sitio, al refugio de los árboles y ocultos de la carretera y de los túmulos o montículos extraños (militares) que se veían en sentido opuesto.



Cuando la sombra de Merceditas empieza a alargar, es síntoma de que tenemos que empezar a pensar en buscar un sitio donde dormir




Panorama de nuestro sitio de acampada

Por los restos que había en el suelo, hemos deducido que se trata de un lugar donde van los lugareños a emborracharse o a tener momentos lúdicos en pareja (incluso he descubierto una botella de vodka marca Tamerlán).


Conforme ha ido oscureciendo, y mientras nos aseábamos y lavábamos nuestra ropa, hemos visto que las instalaciones militares que había al sur, no son antiguos refugios abandonados, porque están claramente iluminados. Esperemos que nadie venga esta noche a ver qué hacen unos forasteros acampando por aquí.

Por la mañana hacía fresquillo con la lluvia. Calor a la hora de comer, y otra vez abrigarse

Hemos cenado pasta con pisto turkmeno, y tras escuchar unos pasos de algún animal entre los árboles, nos vamos a dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario